Deporte en niños con diabetes mellitus tipo 1
El deporte en un niño diabético: control y adaptación.
Se recomiendan actividades deportivas, escolares, familiares y en equipo para todos los niños y especialmente para tu hijo con diabetes, pero ¿deberíamos comenzar de nuevo inmediatamente?
Primero es importante organizarse para la vida diaria habitual en el hogar y en la escuela, antes de que tu hijo reanude gradualmente una actividad deportiva, especialmente si es una actividad intensa.

Aquí dependerá de la suma de horas en que el niño está en activo. Algunas actividades que requieren cierto movimiento no pueden clasificarse como actividad deportiva, entendiendo los desplazamientos a pie para ir al colegio, comprar o ayudar en casa...
En general presenta poca relevancia respecto a variaciones significativas en el tratamiento, es decir, no precisa de modificaciones en la pauta de insulinización ni correcciones por el esfuerzo realizado. Recordamos que siempre puede presentarse una hipoglucemia que se nos escapa al control, no por la actividad física en sí, sino por olvidarnos de comer adecuadamente o bien habernos inyectado más insulina de la cuenta.1
Es importante haber discutido esto antes:
- Por un lado, con el equipo de atención médica para predecir los niveles de azúcar en sangre que se llevarán a cabo y/o los ajustes de las dosis de insulina y/o alimentos.
- Y por otro lado, con el profesor de educación física que estará presente durante la actividad.
El equipo de atención médica suele proponer adaptaciones para evitar la hipoglucemia durante el deporte o después del deporte: sirven para anticipar y promover el buen funcionamiento de la actividad, para permitir que tu hijo y quienes lo rodean ganen confianza durante esta "reanudación del deporte con diabetes".

Las precauciones habituales son las siguientes:1
- Ser “consciente” (aprender a darse cuenta de la realidad) que al practicar deporte tiene un compañero que se llama diabetes.
- Puedes hacer deporte y debes hacer deporte, por lo tanto, pon todos los medios posibles para practicarlo con regularidad.
- El glucómetro es tu reloj, te dice en qué hora/glucemia estoy, cuánto dura y cuándo acabas. Registrar las glucemias al hacer las actividades deportivas da una autoguía para poder tomar decisiones cada vez más precisas, por tanto, el medirse la glucemia será una constante. No olvides revisar los cuerpos cetónicos cuando lo necesites, en los casos de hiperglucemia te permitirán tomar decisiones más ajustadas. También los dispositivos de monitorización continua de glucosa pueden ayudar a mejorar el control de las glucemias.
- La insulina permite que tus músculos trabajen, no debes olvidarla. Recuerda que las necesidades de la insulina pueden variar en función del tipo y duración del ejercicio. También el post-efecto del deporte puede prevalecer durante más tiempo e inducir a efectos hipoglucemiantes tardíos. El glucagón debe estar localizado y localizable en el botiquín-nevera del colegio, club… No dejes de lado las hiperglucemias, que también pueden ser limitantes: a veces pensamos que estar muy altos impedirá tener hipoglucemias y nos da una falsa seguridad.
- La comida y la bebida deben acompañarte para hacer deporte. Puede que necesites comer antes, o si lo necesitas, comer o beber durante la actividad física. Al acabar quizás debas suplementar o no según el esfuerzo realizado.
- Cada día no tiene por qué ser igual y las diferencias no te deben desmotivar. Lo positivo será que te puedes manejar tanto si estás alto como si estás bajo, podemos establecer una comparación como cuándo puedes hacer deporte aunque llueva o haga calor. Lo que sí intentaremos es prever, anticiparse en la medida que sea posible para saber el tipo y cantidad de actividad física que vamos a realizar, recabar información de nuestro entrenador, profesor de educación física…
- Informar a los compañeros, una pulsera identificativa o similar facilita las cosas en caso de emergencia. Los teléfonos móviles permiten estar en contacto permanente en caso de necesidad. Recordar que si por lo que sea no podemos continuar entrenando, compitiendo, jugando… que una retirada a tiempo es una victoria.
- Avisar de la actividad a realizar, dónde, con quién y duración. Los teléfonos móviles tienen toda una serie de prestaciones que nos pueden ayudar, sobre todo en la adolescencia que es cuando empezamos a tomar iniciativa propia y nos independizamos de la familia que hasta ahora estaba presente de forma casi constante.
- Seguir el tratamiento y actualizarlo constantemente. Seguro que las pautas y necesidades irán cambiando conforme creces, hay que tener cuidado con los periodos de rebeldía que pueden aparecer durante los cuales nos podemos saltar parte del tratamiento, no es lo deseable, pero si fuera preciso y tenemos problemas en el control de la enfermedad, quizás, las actividades físicas intensas y duradera deberíamos estacionarlas un poco hasta que las aguas vuelvan a su cauce. Esto último no sería nunca deseable y deberíamos encontrar los medios para que sea lo más breve posible e introducir o continuar con el deporte que puede ayudar a encauzar la situación de descontrol. Estar en constante vía de información sobre diabetes, contactar con otros niños con diabetes es una experiencia positiva.
- La diabetes no desaparece por hacer deporte, pero con un tratamiento ajustado, una dieta correcta y unos hábitos de vida saludables te permitirá llevar una vida normal con diabetes.
El hecho de entrenar para competir, y en especial en el momento de la competición, estimula para estar más “preocupado”. El deporte de competición debería traducirse en un control o seguimiento más preciso, pero no en una preocupación.
En estas edades vamos a dar por generalizado que las competiciones son a nivel escolar y a nivel comarcal, y que prioriza la educación y formación como persona y deportista. Dentro de este contexto aprenderemos a controlarnos primero en el entreno y después en la competición.1

En cuanto a la bomba, es más conveniente desconectarla para ciertos deportes: por supuesto natación, pero también probablemente rugby o deportes de contacto en general. Es importante discutirlo precisamente con el equipo cuidador para decidir juntos, por primera vez.
Con mayor frecuencia, la actividad deportiva reduce el azúcar en sangre, pero en algunos casos puede aumentar el azúcar en sangre: por estrés (y la descarga de adrenalina), por ejemplo, durante una competición o una actividad deportiva intensa y de corta duración. Pero incluso si el azúcar en la sangre ha aumentado, puede caer espontáneamente en las siguientes horas.